Los 5 enemigos de la marca personal y qué hacer para vencerlos

Ya que detrás de la marca personal hay un ser humano, trabajarla implica enfrentarse a retos —y también a las oportunidades— que surgen en el camino de trabajar, de crecer y de transformarse. Y cuando digo “trabajarla”, no me refiero solo a crear un logo o tener fotos profesionales de marca. Me refiero a ese trabajo profundo que te confronta con lo que realmente eres, lo que quieres ofrecer y cómo deseas vivir tu propósito.

Eso, inevitablemente, incluye encontrarte cara a cara con los enemigos silenciosos que nos hacen dudar de todo. Esos que nos susurran al oído que no estamos listos, que no somos suficientes o que, hasta que todo esté perfecto, mejor no compartirlo con el mundo. Los que nos frenan, aunque por fuera parezca que todo va bien. Y sí, muchas veces son justo los catalizadores que nos empujan hacia una versión más alineada de nosotros mismos y de nuestra marca… eso sí, si sabemos cómo reconocerlos y enfrentarlos.

La verdad es que estos enemigos son más comunes de lo que creemos. Puede que hayas experimentado uno, varios… o todos. Yo los he vivido todos, y no una, sino muchas veces. Acompañan de cerca a quienes deciden emprender desde su autenticidad. Pero te prometo que, con las herramientas adecuadas y la conciencia de que no estás solo en este proceso, es posible ganarles.

Así que hoy quiero presentarte a los cinco más frecuentes. Los que aparecen, una y otra vez, en la vida de mis clientes y, como ya te conté, en la mía:


1. La procrastinación disfrazada de productividad

No es que no hagas nada. Es que haces de todo, menos eso que realmente te acerca a tus objetivos. Y claro, es mucho más cómodo responder correos o ajustar tu logo por décima vez que sentarte a grabar ese video que te da, como suelo decir, erisipela. La procrastinación no siempre se ve como inacción: muchas veces se disfraza de tareas urgentes que te mantienen ocupado, pero no avanzando.

Mi palabra para vencer este enemigo, que muchas veces está relacionado con el miedo o alguna inseguridad, es “ATREVERSE”, hasta con miedo. Pregúntate: ¿esto que estoy haciendo me mueve hacia lo que realmente quiero o me aleja? Prioriza con intención y ponte en acción.

Voy a añadir algo aquí, a veces es bueno permitirse esos espacios de hacer algo diferente. A mi en lo personal me dan ganas de organizar el closet o de cocinar, pero entonces toma ese momento para pensar en ideas para afrontar tu meta, escucha un podcast sobre un tema relacionado con las tareas que estás evitando o simplemente aprovecha ese momento para recargarte y luego regresar a las tareas importantes.

2. El perfeccionismo paralizante

Ese deseo de que todo esté impecable y completo antes de mostrarlo al mundo. El post que no publicas porque “todavía le falta algo”, el taller que no lanzas porque no tienes el nombre perfecto, el servicio que no ofreces porque sientes que necesitas otra certificación.


Hace unos años, en un curso, me “sanaron” de este mal —que sinceramente es muy mío, todo lo quiero perfecto—, poniéndome a hacer los videos de mis programas de marca en live, para que no tuviera esa urgencia de editar y perfeccionar cada detalle. Sí, cometo muchos errores al presentar en vivo, pero ya entendí que siempre y cuando el contenido sea de valor, todo va a estar bien… con muletillas y todo. Y lo mejor de todo, es que haciéndolo de esta manera, he logrado mejorar aun más. 

Al final de cuentas, es entender que la perfección no existe. Lo que sí existe es la mejora constante, que solo se logra cuando te atreves a dar el primer paso imperfecto.

Lo importante aquí es recordar que nadie conecta con lo perfecto, sino con lo auténtico. Lo valioso está en el hacer, no en el esperar a que todo esté listo.

3. El síndrome del impostor que susurra “¿quién soy yo para…?”

Ese sentimiento incómodo de que estás “engañando” a todos. Que en cualquier momento alguien se dará cuenta de que no eres tan experto, tan creativo, tan capaz como pareces. Y eso, por supuesto, te paraliza y te minimiza.

Este enemigo es más común de lo que podríamos pensar, incluso en personas con alto nivel de autoconocimiento y seguridad. Suele aparecer sobre todo cuando estamos por hacer algo nuevo o por primera vez. Pero, ¿quién empezó algo sabiéndolo todo? 

Reconócelo pero no te creas impostor. Entra en acción celebrando tus logros y recordando que no tienes que saberlo todo para aportar valor y que todo se empieza por el primer paso.

Aquí es donde me resuena el poema de Marianne Williamson, del libro “Regreso al amor”:

4. No usar tus fortalezas y solo enfocarte en tus debilidades

Nos cuesta ver lo que hacemos bien. A veces porque lo hacemos de forma tan natural que no lo valoramos, y otras porque nos han enseñado que hablar bien de uno mismo es egocéntrico. Pero cuando no conectas con tus fortalezas y nos las pones en uso, no estás viviendo tu autenticidad. Incluso llegamos a ver mal usar todo nuestro potencial… ¿quiénes somos para ser tan maravillosos? 

Hace un tiempo, un cliente me dijo con mucha honestidad que no quería terminar de trabajar su marca personal porque eso significaba tener que vivir su propósito y actuar en su máximo potencial, y que eso, al final, significaba que llegaba hasta ahí, que no había más para “arriba”. Suena raro, pero tras indagar un poco más, es algo muy normal, es como cuando uno guarda el mejor vino para una ocasión especial, pero pospone abrirlo esperando una ocasión “aun más importante”… una que nunca llega. 

¡Abre ese vino ya! Haz un inventario real de tus fortalezas: lo que haces con naturalidad, lo que otros siempre reconocen en ti, eso que se te da casi sin esfuerzo. Y luego, ¡úsalas estratégicamente en tu marca personal! Tus fortalezas son tu mayor ventaja competitiva.

Es más, enfocarte en tus fortalezas te va a ayudar a trabajar en tus debilidades de manera más natural y efectiva. 


5. Olvidarte de soñar (porque estás demasiado ocupado “haciendo”)

Cuando estás atrapado en el día a día, en la rutina de cumplir con todo y con todos, soñar se vuelve un lujo. Pero sin visión, sin deseo, sin un norte que te inspire, lo que construyes deja de tener sentido.

Yo, precisamente, me acabo de dar cuenta de que no estaba soñando con mi marca personal. Aunque estoy viviendo varios sueños cumplidos, me acomodé y no estoy creciendo ese sueño. Entonces necesito sentarme y empezar a dibujar esa nueva visión para esta etapa de mi vida. 

Regálate espacios para imaginar sin límites. ¿Cómo quieres vivir? ¿Qué impacto quieres dejar? Soñar no es perder el tiempo, es volver a conectar con lo que te trajo hasta aquí y cree que es posible vivir esos sueños. 

En resumen…

Estos enemigos son parte del viaje de quienes deciden mostrarse al mundo con honestidad, vulnerabilidad y propósito. La clave no es evitarlos, sino aprender a reconocerlos, entender qué te vienen a mostrar y desarrollar herramientas para transformarlos en aliados. 

Para ganarles la batalla sigue estos 3 pasos:

  1. Reconoce lo que estás sintiendo y cuál es su raíz:
    Hazte preguntas como: ¿Qué estoy sintiendo? ¿Es miedo, duda, cansancio, inseguridad?
    Ponle un nombre al bloqueo, sin juicios.
    Reflexiona sobre cuál es la raíz o la razón por la que lo estás sintiendo.
  2. Compártelo con alguien
    No necesitas afrontar esto solo. 
    Ponte metas y cuéntaselas a alguien de confianza que sin juicio alguno te va a ayudar en la rendición de cuentas y darte perspectivas diferentes.
  3. Entra en acción
    Ponte metas alcanzables y estratégicas que te ayuden a moverte ya.
    Busca hacer las cosas bien, pero sin enfocarte en la perfección.
    Hazlo hasta con miedo.

Así que, si te sentiste identificado con alguno de estos cinco (o con todos), bienvenido al club. Lo importante no es que aparezcan, sino qué decides hacer cuando se presentan. Construir una marca personal requiere valentía, porque si lo estás haciendo bien, va a mover cosas dentro de i e.

¿Quieres trabajar estos bloqueos desde una mirada más profunda y alineada con tu propósito? Estoy aquí para acompañarte en ese proceso. AGENDA UNA LLAMADA para conocer cómo puedo ayudarte.

Libro Return To Love, Marianne Williamson

No Comments

Sorry, the comment form is closed at this time.